El poder de Dios en el hombre

Haber sido creado a imagen y semejanza de Dios tiene una fuerza poderosa que descansa en el hombre y en ninguna otra criatura hecha por Dios

El ADN con el que fue creado Adán es aún uno de los datos más misteriosos y enigmáticos para la ciencia. De hecho, consideremos el hecho de que antes de la caída del  hombre en el pecado, el cerebro de Adán era prácticamente una máquina poderosa ¿usted comprende los dotes que puede tener un hombre para que le haya puesto nombre a todos los animales? Cuando en la actualidad al hombre le cuesta hasta poner nombre a una mascota.

1.- Hecho a imagen y semejanza

¿Cómo pudo haber sido creado el hombre a imagen y semejanza de Dios? Pues todo ello porque ya Jesús existía como modelo de hombre y estaba con Dios y era Dios (Juan 1:1). Entonces, cuando Dios diseña al hombre, lo hace a imagen y semejanza de Jesús, su Hijo.

Es decir, que desde el principio el hombre está dotado de toda la capacidad humana para tener las mejores y mayores destrezas en las competencias que Dios le haya proveído.

Desde el principio, el hombre fue hecho para dar vida no para destruir la vida. El propósito de hacer a un hombre a imagen y semejanza de Dios, es mostrar todo el esplendor de Dios a través de su creación, y eso fue así desde el principio.

2.- Cómo la caída en el pecado disminuyó ese poder

Lo que ha disminuido el poder con el que fue capacitado desde el principio el hombre, es el pecado. Este ha corroído la verdadera esencia del hombre y lo ha destruido en su diseño más puro y original.

A medida en que leemos el Génesis, nos damos cuenta de cómo iba disminuyendo la edad de los hombres con el tiempo, precisamente esto responde al pecado que poco a poco fue corrompiendo todas las células y moléculas humanas.

3.- La obediencia a Dios como restauración de los dotes de Dios

Por tanto, la única manera en la que el hombre puede conservarse sano y en pleno desarrollo de las capacidades que Dios le ha provisto, es a través de la obediencia a sus enseñanzas.

En muchas ocasiones, cuestionamos y razonamos mandatos de Dios, en vez de obedecerlos como varones que confían plenamente en Su Señor.

Tan solo entender que Dios siempre tiene la mejor y única respuesta y que todo lo hace para nuestro bien, nos dará una perspectiva totalmente distinta de la obediencia, mejorará nuevamente nuestras capacidades al diseño original y seremos bendecidos en todo cuanto emprendamos.

El propósito de la vida del hombre, debería ser el mismo propósito de los apóstoles, debería ser el propósito de todo ministro de Dios: glorificar a Dios con toda nuestra vida, mente alma y cuerpo y en esa medida, Dios honrará nuestras vidas, con un gozo inigualable que permanece hasta la eternidad.